Nombre: Isaac Analuisa
Bahía
Bahía
La etapa en que se desarrolló esta cultura data de los
años 300 a.C. al 700 a.C. Esta época se la conoce como el periodo de desarrollo
formativo, donde paralelamente se desarrollaron las culturas de Guangala, Jama
Coaque, Tuncahuan, entre otras. La mayoría de estas culturas empieza a realizar
tipos de arte cerámico más sofisticada.
Esta
cultura ocupó espacios amplios de Guayas y Manabí, puesto que el clima era de
trópico lluvioso. Las construcciones estaban constituidas por conjuntos de
montículos y plataformas de tierra sobre las cuales hicieron viviendas y
templos. Alrededor de 5000 habitantes albergaron este territorio.
En
los rituales se veneraba al Sol, pues es el dador de la vida y gran deidad,
necesaria para que los cultivos puedan crecer. También daban culto al mar y la
fertilidad, y no solo tenían estos dioses, pues existían dioses menores que
también tenían sus propios rituales.
El
poder político y religioso se dividía en estratos sociales, donde los sabios
“chamanes”, son el centro de la cultura, puesto que tenían el poder de
conectarse a las deidades directamente en nombre del pueblo, donde pedían la
fertilidad de sus tierras y mujeres para que la vida tenga un equilibrio. Hay
que entender que la cosmovisión de estas personas no es como la visión
occidental, donde la mujer fue por muchos años degradada al servicio y cuidado.
Por el contrario, estas culturas tenían una sociedad matriarcal, de hecho,
todos los sonidos u otras manifestaciones del ser humano tenían ese equilibrio
entre lo femenino y lo masculino.
En
el aspecto económico, la cultura de Bahía destaca por el intercambio de maíz,
cerámica y pesca. Desarrollan una pesca más sofisticada, pues se han encontrado
restos arqueológicos en la Isla de la Plata, que queda a distancia de la costa
de 50 Km. Es interesante saber que tenían intercambios comerciales con otras
culturas, pues no solo se intercambiaban maíz o peces, sino también cerámica y
cultura, pues se encuentra conexiones arqueológicas en sus contemporáneos de
Guangala.
En
el aspecto de la ornamentación y adornos del cuerpo, se destaca la figura de
los más poderosos, pues ellos tenían mayor acceso a el arte en su máxima
expresión del momento. Las personas llevaban hasta cuatro pares de aretes en
cada oreja, collares de diferentes materiales, ajorcas en los tobillos y por
encima de las rodillas. Esto decía mucho de la persona que los poseía, pues su
aspecto daba mucho que hablar del poder político y religioso que tenía la
persona dentro de la comunidad.
Los
instrumentos tienen una afinación autóctona, y se piensa que todos los sonidos,
toda la cosmoaudición se relaciona con la imitación de la naturaleza. Cada
instrumento está relacionado con un ritual en específico, por ejemplo, el
Jaguar, la zarigüeya tienen una importancia dentro de esta cultura, y poder
imitar el sonido que daban estos animales los atraería para que cumplan su
labor en la naturaleza. La zarigüeya se la conoce como la diosa que roba los
maíces del maizal de los dioses y los trae hasta la tierra y así poder tener
una fertilidad en las cosechas.
Los
cuatro elementos: tierra, aire, fuego, agua, van ligado con la construcción de
los instrumentos. Las manifestaciones religiosas tenían una enorme relación con
el ser humano, quien sentía los sonidos de la naturaleza, para esto los
chamanes tomaban bebidas con hojas de coca y otras sustancias que llevaban al
éxtasis a dicho personaje.
Los
instrumentos que se pueden encontrar en esta cultura son: Ocarinas, rondadores,
botellas silbato e ideófonos de todo tipo, también litófonos. Dichos
instrumentos han sido investigados por diferentes musicólogos y
etnomusicólogos, quienes han tratado de entender la afinación y los fenómenos
sociales ligados con la música, y se dan cuenta de la amplia diversidad
existente, pues muchos han creído que nuestra música es sólo pentafónica, pero,
por el contrario, en estos instrumentos podemos escuchar sonidos cromáticos y
con diferentes afinaciones y tesituras acústicas.
Ocarinas:
Tienen distintas construcciones, en donde se destaca las figuras
antropomórficas con embocaduras de hasta cuatro posiciones, y cada una tiene un
distinto sonido si lo escucháramos. Tienen varias formas de interpretación, dependiendo
del ritual que se realizaba.
Flautas: El
material de que están hechas es de cerámica y de hueso, y lo que se tiene que
entender en el sonido de estas flautas es la relación que existe entre los
sonidos agudos y graves, que representan a lo femenino y masculino. También
cada uno de estos instrumentos era utilizado en rituales y actos fúnebres. Los
intervalos de afinación son los siguientes:
5ta
Justa -20 Cents
4ta
Justa +40 Cents
6ta
menor +5 Cents
8va
+10 Cents
Litófonos: Tienen
hasta ocho hendiduras paralelas, las cuales dan distintos tipos de afinación
respecto a la distancia que tiene cada hendidura. A este instrumento se los
llama “Hacha Sonora”, por su forma de construcción. Era de uso exclusivo para
los chamanes en los rituales religiosos, y el sonido que deriva de ellos se lo
distingue como poli tonal con amplias posibilidades sonoras.
Caracol: Se
conoce a este instrumento como la voz donde Dios habla a los hombres, o también
lo llamaban “palabra divina”. Existen caracoles de cerámica, que tenían un
sonido similar pero este era usado para rituales y el de concha para llamar a
reunión a todo el pueblo. Lo usaban los sacerdotes, pues representaba el poder
militar y político del pueblo, porque el sonido que mana de este instrumento es
amplio y vigoroso.
Bibliografía
Duviols, P. (1977). La
deconstrucción de las religiones Andinas. México: UNAM.
Mora, E. A. (2002). Historia del
Ecuador. Quito.
Museo de arte chileno precolombino . (26
de 09 de 2016). Museo Chileno. Obtenido de http://www.precolombino.cl/
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